miércoles, 6 de marzo de 2013

Tercer (y último) boceto de la clínica

Parecía que nunca iba a ser capaz de diseñar una clínica en condiciones, pero… ¡TACHÁN! Por fin os puedo mostrar el diseño definitivo de mi clínica. Ahora me paro a pensarlo y me doy cuenta de que ¡llevamos un mes diseñándola! Es increíble el tiempo y el trabajo que ha costado. Pero ha merecido la pena el esfuerzo. Yo por lo menos me siento muy satisfecha con mi trabajo. Y no olvidemos que Marina (la profesora) le ha dado el visto bueno a la clínica, ojo.



Pero bueno, no me enrollo más y os dejo con la lista final de materiales:
  • Recepción: 1 escritorio/mostrador, 1 silla de escritorio, 5 sillas, 1 armario para el papeleo de recepción.
  • Baño: 1 retrete adaptado, 2 barandillas, 1 lavabo, 1 espejo, 1 ducha adaptada, 1 banco sueco.
  • Sala de consulta: 1 escritorio, 1 silla de escritorio, 2 sillas, 1 armario para el fisioterapeuta (historias clínicas, libros, plomada, goniómetro y demás materiales para valorar al paciente, efectos personales), 1 espejo, 1 armario para el botiquín (vendas, agujas de acupuntura, aceite, cremas, alcohol, algodón, etc.) y los hot/cold packs, 1 camilla hidráulica de Bobath, 1 aparato de electroterapia (de los que incluyen las corrientes más utilizadas), 1 aparato de ultrasonido.
  • Sala de magnetoterapia: 1 camilla hidráulica, 1 aparato de magnetoterapia.
  • Almacén: 1 armario para los repuestos del botiquín, 1 armario para los repuestos del baño y los productos de limpieza, 1 armario para los repuestos de la sala de tratamiento (colchonetas, cubrecamillas, barbuquejos, etc.).
  • Sala de tratamiento: 1 jaula de Rocher, 1 camilla hidráulica, 2 m de espalderas, 1 barras paralelas, 2 espejos, 1 polea doble de pared, 1 bicicleta estática, 1 cinta de correr, 1 armario para las pelotas suecas, 1 armario para lastres, cuerdas, poleas y pesas; 1 armario para materiales varios de propiocepción (pelotas, planos inestables, BOSU, picas...), 1 mesa de manos universal, 1 sistema de tracción cervical, 1 rampa/escalera.


En esta ocasión las modificaciones del tamaño de las salas han sido muy beneficiosas para la clínica. En primer lugar he aumentado el ancho de los pasillos hasta 1,50 m para una mayor facilidad de movimiento.

Se ha suprimido una silla de la recepción, y además se han redistribuido las sillas de esta sala para adaptarse al nuevo cuarto de baño, que ha aumentado de tamaño para poder añadir la ducha y el banco sueco que el paciente necesita para cambiarse.

El espacio de la sala de consulta no se ha visto modificado, pero se ha añadido una máquina de ultrasonido dado que el espacio lo permitía y que la dotación de electroterapia resultaba escasa. Teniendo en cuenta esto mismo se ha añadido la sala de magnetoterapia, que debe estar en una habitación aparte (como se especifica en el Protocolo/guía de requisitos mínimos exigibles a centros/gabinetes de fisioterapia); aunque en esta sala solo esté el aparato de magnetoterapia, he dejado un amplio espacio con motivo del perímetro de 1,50 m necesario para que las sillas de ruedas puedan moverse. La camilla hidráulica se ha cambiado a una especializada (de Bobath) para poder tratar a pacientes neurológicos. Además, se ha vuelto a añadir el armario del fisioterapeuta.

La sala de tratamiento, aunque ha visto reducido su espacio por la sala de magnetoterapia, ha mejorado enormemente gracias a la redistribución de los materiales. Se han quitado 1 m de espaldera y 1 bicicleta estática, y se ha cambiado la polea doble de pared a la pared (valga la redundancia), dado que con el nuevo espacio disponible no era necesario que estuviese enganchada a la jaula de Rocher. Y lo que es más importante: se han añadido la mesa de manos, el sistema de tracción cervical y la rampa escalera. La sala de tratamiento es la que más mejoras ha recibido con respecto al anterior boceto a partir de un razonamiento sencillo: si la clínica está prevista para tratar a un pequeño número de pacientes al mismo tiempo, no es necesario que haya varios del mismo objeto, sino variedad de objetos.


Y ahora que ha terminado la AAD del diseño de la clínica, es momento de reflexionar.


Al realizar el primer boceto de la clínica todos sabíamos que habría cosas que estuvieran mal, porque si bien es cierto que hay algunos aspectos que se pueden acertar con sentido común (como el ancho de las puertas para que queda una silla de ruedas), es imposible diseñar un espacio de atención sanitaria sin conocer bien las normativas vigentes. Estoy totalmente segura de que nadie se podía imaginar los numerosos factores a tener en cuenta a la hora de diseñar una clínica.


Y para más inri, hemos tenido todos estos problemas contando con presupuesto ilimitado y un local de 100 m2… No me quiero ni imaginar lo complicado que será organizar una clínica que ofrezca los servicios mínimos de fisioterapia con un presupuesto acorde a los tiempos de crisis en los que estamos…


Pero no nos pongamos tan rápido el sombrero negro. Esta AAD nos ha enseñado algo más que diseñar una clínica. Nos ha enseñado a ser realistas (¡qué bellos tiempos los de la piscina dentro de la clínica!), a adaptarnos a los recursos de los que disponemos (vale, un local de 100 m2 da para mucho, pero aun así hay que saber darle a cada aparato el espacio que necesita) y a ponernos en la piel de los discapacitados a un nivel mucho más complejo (jamás se me hubiera ocurrido que la silla de ruedas requería un perímetro mínimo de 1,5 m2 para dar la vuelta, o que algo tan tonto como un grifo podía no ser accesible para todos los pacientes). Cuando llegue el momento de montar mi propia clínica, seguro que lo tengo mucho más fácil gracias a la amplitud de visión que me ha aportado esta práctica.


Eso sí, nunca está de más tener un amigo arquitecto…

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