sábado, 9 de marzo de 2013

Concepto Estrella: hábitos motivacionales y comportamentales

Esta semana hemos trabajado un concepto amplio y especialmente interesante: los tipos de hábitos que puede adquirir una persona y cómo se incorporan a la vida diaria. Pero antes de llegar a este punto tenemos que ponernos en situación.



Los modelos sanitarios se pueden evaluar desde el punto de vista económico (liberal, Bismarck, Beveridge) o desde un punto de vista más cualitativo como es la filosofía de intervención. Nos centramos en el modelo biopsicosocial, que considera que la salud está relacionada principalmente con el ambiente, la comunidad, y su principal finalidad es la calidad de vida, la funcionalidad. También existen varios tipos de modelo biopsicosocial; en este caso nos interesa el modelo biopsicosocial de continuum, en el que "la salud de la persona se entiende como un progreso longitudinal, considerando que las motivaciones, intenciones, comportamientos y estilos de vida son los ejes fundamentales para la obtención de salud". A su vez, dependiendo de cómo se obtengan esos hábitos saludables, tenemos dos tipos de modelo de continuum:
  • Modelo motivacional: se tiene una intención subjetiva para conseguir un producto de salud. Por ejemplo, si yo considero que tener salud es estar delgado, me apunto al gimnasio para estar delgado.
  • Modelo comportamental: se adquiere un estilo de vida que da evidencia de sus beneficios para la salud. Por ejemplo, me apunto al gimnasio porque me doy cuenta de que cuando hago ejercicio pierdo peso, me siento mejor, me duele menos la espalda, etc.
Para que un hábito pase de ser motivacional a ser comportamental, la persona atraviesa 7 fases:
  1. No se tiene conciencia del riesgo.
  2. Sí se tiene conciencia del riesgo, pero no se reconoce como propio.
  3. Se reconoce el riesgo como propio, pero con indecisión.
  4. Decisión pasiva de eliminar el riesgo.
  5. Decisión activa de eliminar el riesgo.
  6. Paso a la acción.
  7. Mantenimiento de la acción. Este es el paso más importante.

Aunque lo ideal son los hábitos comportamentales, es cierto que debe existir una motivación inicial para integrar un nuevo estilo de vida. De esta manera, el hábito se afianza con más fuerza. La disciplina es muy importante a la hora de adquirir nuevos hábitos, pero sin motivación, esos hábitos acaban por perderse.


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