La película Sicko, de Michael Moore, ofrece una crítica devastadora acerca del modelo sanitario de Estados Unidos. Cualquier persona que desconozca cómo se organiza la sanidad norteamericana y vea el documental de Moore pensará que es un sistema terrible, inhumano, que no piensa en las personas. Y si cualquiera de nuestro entorno ve esa película, probablemente dirá “Menos mal que en España no ocurren esas cosas”. Pero ahí tenemos que pararnos un momento. ¿Es eso cierto? ¿Son dos sistemas totalmente diferentes?
Vayamos por partes. Para empezar, en Estados Unidos la organización sanitaria es federal, es decir, cambia según el Estado, de manera que aparecen divisiones territoriales que en muchos casos complican los planes de actuación porque la coordinación entre los distintos niveles jerárquicos de organización no siempre es la adecuada1. En España, la sanidad es gestionada descentralizadamente por las Comunidades Autónomas, es decir, cada Comunidad Autónoma posee una cartera de servicios diferente2. Por tanto, en el aspecto organizativo España y Estados Unidos son muy similares, casi iguales me atrevería a decir.
Un problema que se aborda en Sicko son las condiciones preexistentes, enfermedades que, si el paciente las padece a la hora de contratar el seguro privado, le dan a la aseguradora el derecho a negarle a ese paciente la cobertura sanitaria; estas condiciones preexistentes en muchos casos están relacionadas con las patologías más prevalentes en la población de Estados Unidos, como la obesidad. Este problema, no obstante, ha sido abordado en la última reforma sanitaria promovida por el presidente Barack Obama3. En España, los seguros privados también contemplan las exclusiones de los contratantes por condiciones preexistentes, como es el caso de Adeslas3. Es decir, las condiciones preexistentes existen en los seguros privados tanto en España como en Estados Unidos.
Respecto a la atención de los colectivos más débiles, en Estados Unidos en el año 2009 el gobierno federal temía que el fideicomiso de Medicare (un programa de cobertura de seguridad social para los mayores de 65 años) quebrara, uno de los motivos que impulsó la reforma sanitaria4. Ahora bien, en el Servicio Nacional de Salud la atención a pacientes crónicos, ancianos, enfermos mentales, etc., que precisan más cuidados que tratamientos constituye el déficit de servicios más grave de la sanidad española (crecientemente importante con el envejecimiento de la población)2. Es decir, en ambos sistemas sanitarios hay una deficiencia de atención sanitaria hacia el colectivo de la tercera edad.
Si hablamos de la población cubierta por el sistema sanitario, nos encontramos que Estados Unidos hay 48 millones de habitantes no tienen ninguna cobertura sanitaria, y 93 millones con una cobertura insuficiente; es decir, 141 millones de personas que no se benefician adecuadamente de la cobertura sanitaria existente5. En España, a pesar de la total financiación de la sanidad por impuestos, quedan ciudadanos que no tienen derecho al Servicio Nacional de Salud, mientras que existen importantes colectivos, como los funcionarios del Gobierno central y otros (empresas colaboradoras, periodistas, profesionales liberales) con sistemas de Seguridad Social propios que entrañan diferencias y privilegios injustos. Por tanto, en ambos países los servicios sanitarios no cubren al total de la población, lo que provoca una situación de desigualdad.
En resumen, podemos decir que las diferencias entre estos dos países son menos de las que parecen.
Pero en el fondo, y a pesar de las similitudes, hay algo que nos hace preferir España a Estados Unidos a la hora de hablar de sanidad. Y es que aunque el modelo sanitario español tenga características propias del modelo liberal, la presencia principal la tiene el Servicio Nacional de Salud. Es decir, si una persona no puede pagarse un seguro privado, siempre puede acudir al Servicio Nacional de Salud. En cambio, en Estados Unidos resulta mucho más complicado acudir a la cobertura del Sistema Nacional de Salud, por lo que los ciudadanos norteamericanos están prácticamente obligados a contratar un seguro privado6.
Podemos concluir diciendo que no debemos criticar tan rápido el modelo sanitario liberal de Estados Unidos cuando muchas de las situaciones a las que da pie también se producen en España. Sin embargo, ese modelo liberal es opcional en España, mientras que en Estados Unidos es el modelo principal.
BIBLIOGRAFÍA:
1. Villalbí JR, Guix J. La organización de la salud pública en un contexto federal. Aportaciones desde la perspectiva de Estados Unidos. Gac Sanit 2006; 20 (3): 72-80.
2. Freire JM. El Sistema Nacional de Salud español en perspectiva comparada europea: diferencias, similitudes, retos y opciones. Claridad 2006; 7: 31-45.
3. Adeslas. Exclusiones. Seguro de enfermedad. Póliza de asistencia sanitaria: 5.
4. Isaacs S. La reforma sanitaria en los Estados Unidos: Un paso importante, pero no suficiente. Rev Chil Salud Pública 2010; 14 (2-3): 86-116.
5. Navarro V. El Modelo Liberal Sanitario: EEUU. Sistema 2009. 2 de abril de 2013: 31 de marzo de 2013.
6. Domínguez J. Modelo sanitario español. Todo lo que debe saber sobre marketing farmacéutico. La visión de más de 40 expertos del sector. Barcelona: Profit; 2010. p. 51-62.
7. Tavares TA, Fleury S. La Reforma del Sistema de Salud de los Estados Unidos de América en los Años ‘90. Salud Colectiva 2005; 1 (2):129-53.
8. Terris M. Tres sistemas mundiales de atención médica. World Health Forum 1980; 1 (1-2): 78-86.
NOTA: las dos últimas referencias no han sido incluidas estrictamente en la crítica de la película. No obstante, su consulta me ha resultado muy útil para informarme de la historia y características del modelo sanitario liberal que existe en Estados Unidos.
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