miércoles, 13 de agosto de 2014

Guía sobre el ictus II: concepto, tipos de ictus y primeras medidas

La semana pasada hablamos de la forma de llamar a esta patología, hicimos un repaso de las causas que la producen y finalizamos con un sencillo protocolo a seguir ante la sospecha de que se está produciendo un ictus (para consultar la primera parte de la guía, haz clic aquí).

Esta semana vamos a explicar de forma breve y sencilla qué ocurre exactamente cuando se produce un ictus, los tipos que existen, y una breve reseña sobre las primeras medidas que se pueden tomar ante la enfermedad, para organizar un poco las nuevas condiciones de vida que se van a presentar.

La semana que viene entraremos de lleno en la terminología médica referida a las secuelas de la enfermedad. No he llegado a abordarla en esta entrada porque al final ha resultado más extensa de lo que tenía planeado, ya que he querido incluir otros aspectos igualmente necesarios para comprender y afrontar mejor la situación de enfermedad.



4. ¿Qué ocurre cuando se produce un ictus?

En pocas palabras, podemos decir que en un ictus hay una parte del cerebro que deja de recibir sangre. La sangre transporta los nutrientes y el oxígeno que necesitan todas las estructuras del cuerpo para poder funcionar; si no reciben sangre, mueren por la falta de nutrientes. En el caso del ictus, son las neuronas, las células del cerebro, las que mueren por dejar de recibir sangre.

Todas las estructuras del cuerpo están formadas por células; ante una lesión, se crean nuevas células (más o menos rápido dependiendo de lo grave que haya sido la lesión) para sustituir a las células dañadas. El problema es que las neuronas son las únicas células que no se regeneran: si las perdemos, no las volvemos a recuperar. Muchos científicos estudian la manera de conseguir que las neuronas se regeneren pero, a día de hoy, todavía no existe un tratamiento que permita resolver este problema.



El cerebro es como un general que coordina todas las funciones del cuerpo. Las distintas partes del cuerpo serían los soldados, que hablan con el cerebro y le explican lo que ocurre tanto fuera como dentro de nuestro cuerpo. El cerebro, como general, decide la manera en que los soldados tendrán que moverse y trabajar de acuerdo con esas órdenes, para adaptarse a los cambios que ocurren tanto dentro como fuera del cuerpo. Algunos ejemplos:

  • Si hace calor, los "soldados" de la piel informan al cerebro de que la temperatura es muy alta. El cerebro, para luchar contra el calor, ordena a las glándulas sudoríparas que produzcan sudor; al evaporarse el sudor, baja la temperatura del cuerpo.
  • Para reponer el líquido que se pierde por el sudor, el cerebro sabe que el cuerpo necesita agua, así que ordena a los músculos que se muevan para coger la botella de agua, abrirla y tragar el agua.
  • El cerebro sabe que si hace calor, lo mejor es evitar la luz del sol. Por eso, si los ojos informan al cerebro de que en la acera de enfrente hay sombra, el cerebro informa al cuerpo para que se ponga en camino hacia la zona de sombra.
Cuando se produce un ictus, muere una parte del cerebro. Esto implica dos problemas:
  • La parte del cerebro dañada no recibirá los informes de algunos soldados (es decir, no será consciente de algunas informaciones que reciba del exterior y del propio cuerpo).
  • Habrá informes que sí reciba, pero no será capaz de dar la orden correspondiente (es decir, aunque quiera que alguna parte del cuerpo actúe de determinada forma, ésta no escuchará la orden y por tanto no la ejecutará).




5. ¿Existen varios tipos de ictus?

Podríamos decir que cada ictus es diferente. Depende del estilo de vida que lleva y ha llevado la persona a lo largo de su vida, de su edad, de sus genes, de la zona del cerebro que se afecta (más grande o más pequeña), del tiempo que pase la zona sin recibir sangre... A pesar de ello, los ictus pueden clasificarse en dos grandes grupos:
  • Isquémico. La sangre no llega a una parte del cerebro porque se ha formado un trombo (un trocito de sangre coagulada, grasa u otra cosa) que tapona la arteria (vaso sanguíneo) que lleva la sangre a esa parte del cerebro. Si el trombo es pequeño, taponará una arteria pequeña, y por lo tanto la parte del cerebro que se quede sin sangre será más pequeña, dejando menos secuelas. Si el trombo es grande, ocurrirá lo contrario, y además será más difícil que se disuelva (se deshaga).


  • Isquémico transitorio. Es como el que hemos explicado, pero el trombo se deshace por sí solo con bastante rapidez, así que la sangre vuelve a llegar a esa parte del cerebro dejando muy pocas secuelas, o incluso ninguna.


  • Hemorrágico. La sangre no llega a una parte del cerebro porque se ha roto la arteria que transporta la sangre, y se produce una hemorragia. Hasta que no se cierre el vaso sanguíneo, seguirá perdiéndose sangre, y por lo tanto habrá más partes del cerebro que no recibirán nutrientes. Este es el tipo más grave de ictus, porque implica un mayor número de secuelas y una recuperación más lenta.



Dependiendo de la zona del cerebro que se afecte, los síntomas serán distintos. No tenéis por qué saber el nombre de las distintas partes del cerebro (quien debe saberlo es el personal sanitario), porque al fin y al cabo lo que os interesa son las secuelas que van a quedarle al paciente (familiar, amigo...). De todas formas, en la siguiente imagen se presentan de forma esquemática las partes del cerebro.


Hay que destacar en la imagen anterior dos estructuras que no aparecen señaladas. Una es el cerebelo (la parte rosada que está justo debajo de los lóbulos occipital y temporal). La otra es el tronco del encéfalo (de color amarillento, surge del cerebelo). Debéis saber que las lesiones en el tronco del encéfalo son muy peligrosas, porque esta zona controla funciones imprescindibles para la vida, como la respiración y el latido del corazón.


6. ¿Qué expectativas podemos tener ante un ictus?

Es una pregunta que todos nos hacemos ante una situación así, pero la realidad es que no es nada fácil responder.

Cuando el paciente está todavía en la UCI, la situación es inestable, delicada, y no se sabe lo que puede ocurrir. Es cierto que, en base a lo que hemos comentado en el apartado anterior, podemos hacernos una idea aproximada en función del tipo de ictus, la zona del cerebro afectada y la gravedad de la lesión; a esto hay que añadirle las operaciones que se hagan en el quirófano, la evolución de la enfermedad con el paso de los días, y las complicaciones que puedan surgir (infecciones por tener el tubo del respirador artificial en la garganta, dificultad para encontrar el medicamento que regule la tensión, etc.).

Aunque sea difícil, hay que tratar de ser realista. Si estamos ante un ictus hemorrágico, debemos ser conscientes de que es muy grave; lo mismo ocurre si la lesión es en el tronco del encéfalo, o si el paciente no termina de despertar del coma, o si se asfixia cuando intentan quitarle el respirador para que respire por sí solo. Que la situación sea grave no quiere decir que el paciente no salga adelante al final, pero como hemos comentado, la situación es inestable y puede cambiar de un momento a otro.


Incluso cuando la situación se estabiliza y la vida del paciente ya no corre peligro, es difícil saber las secuelas que quedarán, y cómo evolucionarán. No obstante, es fundamental que la familia empiece a moverse cuanto antes para resolver ciertas cuestiones, aprovechando el tiempo que el paciente esté ingresado. A continuación enumeramos algunos ejemplos:
  • Cuarto de baño adaptado. Durante los primeros meses como mínimo, serán los familiares los que se encargarán de su aseo, por lo que debe facilitarse esta tarea lo más posible: plato de ducha a nivel del suelo, silla de ruedas para el baño, asideros para el retrete y para la ducha... Es aconsejable comenzar las obras mientras el paciente esté en el hospital, para que cuando llegue el alta se encuentre con este importante problema ya resuelto.
  • Dormitorio adaptado. Debe colocarse la cama de tal manera que el paciente se tumbe en ella por el lado que le resulte más fácil (profundizaremos en esto una vez definamos la sintomatología del ictus en la próxima entrega). Si las secuelas del ictus son graves, quizás sea necesario comprar una cama adaptada como las del hospital (se les cambia la altura, la inclinación, etc.), o incluso alquilarla durante unos meses.
  • Fuera obstáculos. El paciente tendrá que desplazarse durante varios meses en silla de ruedas, y si llega a caminar por dentro de la casa, se debe procurar que el ambiente sea lo más seguro posible. Hay que despejar los pasillos y las habitaciones para que la silla de ruedas quepa en la casa, y para que el paciente pueda moverse por espacios amplios sin riesgo: cambiar muebles de sitio, retirar alfombras y objetos en los que el paciente pueda enredarse con los pies, instalar barandillas o agarres si es necesario
  • Subvenciones, ayudas y asociaciones. Actualmente la Ley de Dependencia está parada, pero hay otras maneras de buscar apoyo; la trabajadora social del hospital puede seros de gran ayuda. En prácticamente todas las provincias, y si no a nivel comunitario, existen asociaciones de pacientes con ictus (buscadlas en Internet), en las que pueden ofreceros de forma gratuita o por una cantidad simbólica asistencia a domicilio, fisioterapia y, con vistas al futuro, actividades recreativas para pacientes y familiares. Estas asociaciones se sustentan gracias a las donaciones y al voluntariado, así que no siempre podrán ofrecer tanto como les gustaría, pero son una alternativa y un respiro. Por no hablar de toda la información que os pueden aportar las personas que están pasando o han pasado por la misma situación. También es interesante informarse acerca de los programas de respiro familiar: nunca olvidéis que el cuidador debe cuidarse, y a veces es necesario que se tome unas breves vacaciones para renovar fuerzas.
  • Planificar la dieta. Si os empiezan a dar indicaciones básicas de la futura dieta que llevará el paciente (sin sal, sin grasas, sin azúcar, o las tres cosas) es interesante que la nutricionista del hospital os informe de los distintos grupos de alimentos para empezar a pensar en los menús que el paciente tendrá en casa. Puede parecer una tontería, pero hay muchas personas que no comen de todo y/o comen mal, y estas restricciones pueden privarles de los alimentos que más agradables les resultan, pudiendo convertirse la adaptación a la nueva dieta en una pesadilla. Es fundamental que el paciente se sienta motivado a la hora de comer para recuperar la masa muscular y los nutrientes perdidos durante la alimentación por sonda nasogástrica (cuando era alimentado a través de un tubo).
  • PREGUNTAD TODO LO POSIBLE. No tengáis vergüenza, los profesionales sanitarios están para eso. Ellos os pueden aconsejar sobre todo lo que acabamos de nombrar y mucho más. No hay preguntas tontas, tenéis todo el derecho a estar informados de lo que tenga que ver con vuestro familiar. Cuando se tiene ayuda, incluso situaciones tan complejas como esta pueden verse en perspectiva.



~CONTINUARÁ EN LA ENTREGA NÚMERO III~

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